Segundo Domingo de Adviento - Padre Adan Royal
Diciembre 4, 2021 - 7:00 PM
Grabación de audio
“Prepara el camino del Señor, endereza sus sendas ”. Este es nuestra vocación cristiana: ser imitadores de Dios, despejar cualquier cosa que oscurezca la presencia de Dios en el mundo y hacerlo a el visible. Dios nos ama; Dios nos perdona. Dios nos ha creado para ser imitadores de sí mismo, así que debemos salir, amar y perdonar para que todos lleguen a conocerlo. La temporada de Adviento es un tiempo de preparación, tiempo de espera en Dios, abrazando las complejidades de nuestras vidas con plena confianza de que la gracia de Dios es suficiente para llevarnos a través de todo eso. Cuando Dios se hizo hombre en esa primera Navidad, asumió toda la condición humana. El entro en las complejidades de nuestras vidas e hizo incluso nuestras ordinarias vidas santas. Nuestras vidas son estresantes y todos enfrentamos muchos desafíos, pero Dios está con nosotros, y vendrá de nuevo para quitarnos nuestros dolores y nuestras penas. No debemos permitir nuestros sufrimientos que oculten la presencia de Dios. No debemos permitir que los desafíos de la vida empañen nuestras esperanzas. Dios ha prometido que volverá y nos hará a nosotros libres. El siempre cumple sus promesas. Simplemente tenemos que esperar pacientemente. Mientras esperamos su glorioso regreso, tenemos su gracia y su gracia es suficiente para todas nuestras necesidades. Así que hagamos uso de esa gracia para servir a los demás.
No podemos controlar a Dios y forzar su regreso temprano, pero podemos hacerlo a él más visible en el mundo por nuestras acciones. Cada uno de nosotros ha experimentado el amor de Dios, la misericordia de Dios, el consuelo presencial de Dios. Así que salgamos al mundo y demostremos ese mismo amor, compasión y consuelo. Alimentemos al hambriento, consolar a los afligidos, albergar a los desamparados, perdonar a los que nos han hecho daño, proteger al refugiado y llevar el amor de Dios a cada vida. Ésta es la fe verdadera. Esta es la preparación correcta para la segunda venida de nuestro Dios.